martes

Lección de fútbol.


Estudiantes entregó casi un monólogo de fútbol ante San Lorenzo. Además resolvió el resultado con dos golazos de Boselli y de Verón.

Señoras y señores, pasen y vean. Función de gala en el Centenario de Quilmes. Gran baile con Verón y su ballet. No se lo pierda. De haber habido un trovador ayer, esas hubieran sido sus palabras para presentar la victoria de Estudiantes frente a un San Lorenzo que pareció no haber bajado del micro. Tal fue la diferencia entre uno y otro, que cuando Diego Abal indicó cuantos minutos se iban a recuperar sobre el cierre del partido, Cristian González le pidió que el encuentro se terminase a los 45'. No quería bailar más en fiesta ajena.

La diferencia fue abismal, sobre todo en el carácter, ya que los dos venían de caer entre semana. Pero Estudiantes salió a la cancha con la actitud necesaria para dar vuelta la página, mientras que San Lorenzo se dedicó más a esperar una respuesta, que a buscarla.

Después de perder el clásico por primera vez en casi cinco años, Estudiantes se reencontró con las alegrías desde el arranque. A los dos minutos, José Sosa dejó en el camino a Jonathan Bottinelli y a Aureliano Torres, desbordó por derecha y desde el fondo habilitó a Mauro Boselli para abrir el marcador. El goleador sólo tuvo que definir a un toque al primer palo. En 120 segundos los locales se encontraron el envión necesario para recuperar la memoria, mientras que San Lorenzo quedó mareado.

Es que el equipo de Diego Simeone se mostró desconocido y pasivo. Se paró a esperar en su campo y sus volantes rara vez intentaron salir a cortar. Con este panorama, Juan Sebastián Verón manejó los hilos del partido con libertad. Con tanto espacio, se destacó Maxi Núñez por derecha, la banda predilecta de Estudiantes a la hora de intentar abastecer a Boselli. Por ese costado, el 9 recibió cinco centros en los primeros 45'.

A los 23' Pablo Migliore le sacó el grito de gol a Verón, que había ejecutado un maravilloso tiro libre que terminó el córner. Pero La Brujita tuvo su revancha a los 44', cuando sacó la lanza y encaró a Bottinelli por derecha, como Sosa en el primer tanto, y se enfrentó al arquero como en el clásico del miércoles. Definió fuerte y cruzado para irse al vestuario con una merecida ventaja de dos goles.

¿Y San Lorenzo? El único tiro al arco de la primera mitad fue a los 33', aunque el remate de zurda de Fabián Bordagaray no inquietó a Agustín Orión. En la segunda parte, Simeone buscó cambiarle la cara a su equipo con cambios estructurales y de nombres, pero el repertorio no varió, más allá del envión inicial. A los 16' Bordagaray no pudo conectar un centro Sebastián Luna. Después no mucho más.

Es que Estudiantes tuvo en Verón a su GPS, que le indicó siempre el camino correcto: tener la pelota y correr lo menos posible.

A 10 del final, otro ejemplo de las diferencias. Los hinchas de Estudiantes se quedaron con las palmas rojas de aplaudir los más de 20 toques seguidos que llevaban sus jugadores, mientras los de San Lorenzo pedía más huevo.

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